domingo, 23 de diciembre de 2018

Feliz todo

Si recibes este mensaje es porque de algún modo este año has formado parte de mi maleta de alegrías. Es muy probable que no lo hicieras ayer, pero sí lo hiciste durante algún momento en este año, y eso es con lo que me quedo y por lo que te quiero. Por ello quisiera aprovechar estas líneas para desearte aquello que nadie tuvo el valor de decirte debido a que eres demasiado grande para algo tan intrascendente, demasiada suerte para tan poco valiente. Ahí esta tu gracia, tu truco para hacerme ver que no me sobras en nada, pero me faltas en todo, que no hay mejor bucle que tu mirada. Ahí va mi felicitación, mi fuerza: 
Quisiera que estas navidades aprendas a vivir contigo, que sientas cómo florece la primavera que llevas dentro, que disfrutes de la belleza de estas vistas tuyas, que te dibujes entre sueños, que arrincones a todas aquellas personas que te dijeron “que ya no”, que brindes por todas las miradas que regalarás este año, que no esperes al tren que ya no vuelve, que no te sientas mal por reivindicar (im)posibles, que te desees muy fuerte y te soples como el diente de león que por no entiende de esquinas y atrapa al universo, en definitiva, deseo que sigas así y me prometas que todavía no te vas a ir. 
¡Feliz Navidad!
¡Feliz todo!

lunes, 13 de febrero de 2017

¿Qué es la vida?


Qué bonita la vida cuando nos permite corretear junto a ella, permitiéndonos regresar al pasado y recrearlo en un futuro ya consumado. Esta mañana al abrir la ventana he vuelto a sentir cómo los abrazos de mi madre han vuelto a oprimir mi tristeza, tal y como ha hecho siempre, tal y como nunca nadie ha podido conquistar. A veces quisiera gritar al mundo que la vida, al final, se reduce al soplo que regalamos a nuestros seres más queridos y que sí, que la vida es una lucha constante, en la que acaba triunfando el cariño regalado. Y ese es el fundamento por el que nuestro naufragio cobra vida. Vencer a la envidia y al odio hacia lo externo, aprender a ser héroes de nuestras propias decisiones, a desafiar los seísmos de desamor que otros tantos instauran con fin de acabar con nuestras vidas, todos ellos nuestro único objetivo.

La vida: causa y consecuencia de nuestro todo. 

Me imagino que también estarás harto de escuchar que la vida es “una perra” o que es “una jodida”, que una parte de la sociedad “nace con una flor en culo” o que “la vida le da a cada uno lo que se merece”. Bien, puede que todas estas premisas sean ciertas, pero igual lo es la de que “todos somos ruinas”. Y es aquí donde volvemos a caer en la certeza del párrafo anterior. Todos somos ruinas en busca de un amor que nos reconstruya del vaivén que nos otorga la vida. Ruinas felices, tristes, con más peso, con menos, amantes de la vergüenza o exponentes de la palabras aventura. Ruinas que antes o después acaban abrazándose a la soledad. 

Qué bonito que ante tanta diversidad exista un denominador común. Quizá un lunes triste como el de hoy - como cualquier lunes - sea momento de armarnos de valor e impactar contra ese vacío que nos ofusca la visión del alma. Y tras ello, seguramente nos sintamos más libres, menos espejo, más suma que resta. 

Porque la vida consiste en leernos antes que creernos, en experimentarnos antes que vencernos, en definitiva, en creer que no existe mayor daño que el que nos hacemos a nosotros mismos y que el resto no son más que figuras.



miércoles, 12 de octubre de 2016

Puede

Puede que el olvido sea el último aleteo de nuestro amor, pero me alegra saber que sigo queriéndote aunque sea de esta manera.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Quedó claro

Creo que ya ha quedado claro...Que lo nuestro es otra manera de ejercer la función pública, y quizá la más correcta hoy día. A la mierda la corrupción y esos comportamientos por los que fallece la bondad de nuestra población. Al carajo este sistema en el que vencen los malos. A partir de ahora confiemos en nuestra manera de ejercer la función pública. Ha llegado el momento de dar presunción de verdad, de dar fe que el amor existe tanto en la calle como lo hace en nuestros besos, de que la corrupción solo es un arma bonita cuando se habla de amor, es decir, cuando nos corrompemos sobre las sábanas de nuestro nido y ya no existe firmamento ni espacio más acogedor que ese: el de sentirnos todo aquello que siempre quisimos ser.

martes, 5 de abril de 2016

Vidas. A veces, naufragios; otras, kilómetros.

 Vidas. A veces, naufragios; otras, kilómetros. Puede que el arrepentimiento no siempre sea la puerta más bonita, pero sí la mejor salida. Es posible que nunca nos topemos con la repuesta sobre por qué el desamor es la herida indeseada, aquella que en la mayor parte de los casos si cierra es por causa del olvido, no obstante, es probable que el tiempo sea el único maestro capaz de curtirnos por completo del arte que poseen los desaciertos. Y nos mintieron. Sí, nos mintieron al decirnos que el llanto era la excusa del cobarde y del perdedor, pues la vida es ese fluir que si hoy es cierto mañana no lo es. Mira, no sé si llegaremos a conocernos en un futuro, pero lo que sí que tengo claro es que llorar es ese cuento en el que adultos, ancianos, hombres, mujeres, niños y niñas se dan la mano y gritan: qué triste sinfonía esta de estar tan cerca y sentirnos tan lejanos, tan extraños.

sábado, 31 de octubre de 2015

Para tod@s aquellos amigos que siempre están allí. Gracias por abrazarme tan fuerte, por hacerme sentir querido, por acompañarme en este pequeño e intenso camino.

Para tod@s aquellos amigos que siempre están allí. Gracias por abrazarme tan fuerte, por hacerme sentir querido, por acompañarme en este pequeño e intenso camino. 

No creo recordar haberte esperado tanto como lo hago ahora. Al principio no eras más que un arco de ideas, sin embargo, por alguna razón estúpida o por el choque misterioso que enamora a las circunstancias, acabé fijándome en todo lo sensible que tenías, en lo poco que presumías, en lo mucho que te distinguía del resto. De un momento a otro pasaste a ser lo imposible dentro del límite escaso de lo posible. Puede que te convirtieras en en algo así como un abrazo protector, frente al que las balas no eran más que suaves gajos de peluche, algo tan grande donde lo pequeño se quedaba corto, un espacio en el que depositar la miseria del dolor para así poder, posteriormente, arrojarla a cuatros manos, esa bocanada de aire pulcro que te despierta de la idiotez de la mañana, ese laberinto del, que aunque a veces me desconcierte, no me permitiría escapar nunca. Sí, sigamos encerrándonos, al menos unos instantes más. 

martes, 29 de septiembre de 2015

Me miras y te miro. Nos abrazamos y sonreímos tontamente. Abres la palma de tu mano y rápidamente la cubro son la suavidad de la mía. Te guiño un ojo y tu lengua se precipita hacia el pantano que representa mi boca. Nos dejamos llevar y nos permitimos el gran lujo de transpirar juntos. Somos dos corazones en medio de uno. Y así durante ese infinito que supone estar juntos, aunque nos sintamos instante pequeño. Eres irremediable y también creo que somos inalcanzables y por ello nunca permitiré que termine este vals.