lunes, 3 de diciembre de 2012

Olor a Navidad

¡Ya huele a Navidad! Los escaparates de los comercios vuelven a rebosar de bolas, guirnaldas, cajas de cartón vacías y ornamentadas con papeles lujosos y, si hay suerte, árboles de plástico y de ramas pochas por no ver la luz más que veinte días al año. Este es el panorama que está hilvanando la llegada de la navidad. 

Cada tarde las luces nos vuelven a deleitar al recrear las distintas imágenes que, a pesar de todo, poco navideñas son. Más bien diría que su origen yace en el consumismo. Esa palabra tan usada, pero que a su vez, es un demonio personificado. No obstante, hoy día es el aposento de la Navidad, la esfinge que se erige  como símbolo del espíritu tan familiar como hogareño que caracteriza esta festividad. Consumismo, sinónimo de Navidad. 

Bajo este telón de fondo yace otro tipo de consumismo, aunque ajeno a las grandes firmas. Un comercio simplista y fundamentalmente artesano. Se trata del mercado navideño. En el caso de Barcelona, la feria de Santa Llúcia, un espacio donde el producto "casolà" opone resistencia a las producciones industriales con sede en el drágon asiático. Un año más, la plaza de la catedral vuelve a ser conquistada por cientos de paradas de estanterías repletas de artilugios navideños. Portales, ríos, animales, pastores, muérdago, bolas de navidad, estrellas, casitas, montañas, reyes magos e incluso políticos contemporáneos como Ángela Merkel son algunos de los productos que esperan nuevos dueños.

Parece mentira cómo cambia el paisaje de un día para otro. Ayer, todo era Halloween; Hoy, San Francisco Javier y en pocos días Navidad. La alegría en las calles vuelve a pasear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario