Podría escribir un texto de cien páginas y no lograría plasmar todo lo que siento en mi interior. Los sentimientos arden con tanta intensidad que mi mente se congela, se bloquea, y todo yo padezco de un seísmo que me arrebata por completo.
Desde ayer vuelvo a vivir esta sensación: mis manos flojean y de mi pecho brota más llanto que fuego. Siento que vuelvo a ser preso de mis sentimientos y que esta vez solo hay una escapatoria: tragar los hechos ocurridos, mirar hacia arriba y contemplar vuestras sonrisas trenzadas entre las nubes lanudas y los rayos de sol. Y es que, ¿qué mejor que observar la disposición de un ejército de 150 sonrisas reverberando en la inmensidad del cielo? Sonrisas que suman miles de experiencias y primaveras. Sonrisas eternamente bellas y ejecutivamente risueñas, que ya no velan por sí mismas sino por todos y cada uno de nosotros.
Hoy, cada vez que oía el rugido de un motor de avión me dolía el cuerpo entero y me escocían ferozmente las lágrimas que surcaban mis mejillas. Maldita sea, ¡porque siempre la sangre acaba floreciendo de los cuerpos inocentes! Supongamos que porque el mundo realmente les queda pequeño.
Cuando éramos pequeños nuestros padres y profesores nos decían y nos repetían que habíamos nacido para comernos el mundo, y nosotros, inocentes criaturas, les creíamos. A los dieciocho empezábamos a luchar contra él, pero qué arisco era el maldito que no nos dejaba hincarle ni un mísero diente. A los veinte nos dimos cuenta que el mundo era un imposible y que solo los superhéroes - aquellos que habitan en series y películas - serían capaces de poseerlo y de levantarlo con las dos manos. Hoy, con veinticinco años a mis espaldas, me doy cuenta que los superhéroes existen y que vosotros formáis parte de ese ejército. Y por ello os escribo este texto, para ensalzar el valor que desprendisteis cuando todo se os venía abajo, para glorificar la fortaleza que os animó a estar vivos cuando el azul del cielo se tornaba más y más negro y, en definitiva, para que, ahora que sois almas libres, nos ayudéis poco a poco a sentirnos más fuertes, a sabernos más héroes.
Siempre con vosotros.
pd: Hoy las nubes, los árboles y los pájaros no han cesado de llorar.
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