Digamos que callar todo aquello que sentimos es la forma más ridícula para suicidarse, sin embargo, el problema está en que para nosotros la muerte solo existe cuando, por casualidades inexplicables de la vida, personas débiles, enfermas o simplemente como tú y yo levantan el vuelo de su alma tras sentirse cumplidos. Puede parecer triste, pero realmente lo es. No hace falta sentirse héroe para abrir los ojos y comprobar la cantidad de corazones que transitan en busca de un pedazo de amor acallando todo lo que sienten. Nos enseñaron que amar era bello, pero nadie nos dijo que el aprendizaje iba a ser de vida o muerte. Y aquí estamos, años después, batallando como dos guerreros, meditando acerca de qué inversión es más rentable: vencer a la muerte o morir. Supongo que la primera, pero, ¡qué jodido es extender las palmas de las manos y verter todo lo que sientes, o lo que es lo mismo, todo lo que eres!
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