lunes, 18 de junio de 2012

XIV. Solo y sin timón

Me siento como un velero sin rumbo,sin horizonte, sin timón. Me siento como un barco en medio de una tempestad. Completamente perdido ante un paisaje desolador. Olas, olas y olas. Lluvia, truenos y relámpagos. Tormenta. Nubes plomizas en el cielo, el mar enfurecido y en la calle ni un navío. Solo el mío. Parece que el mundo me pertenece. Camino solo sin brújula. Sin embargo, tengo un confidente. Bueno, cientos. Las estrellas. Ellas me guían con sus manchas de pintura. Hoy mi camino pende del destino que me augura la naturaleza. Pero, mañana. ¡Ay, mañana..! Si yo pudiera saber qué me deparará el mañana, cuantos sollozos desprendería mi alma. Probablemente, se pudriría en la penumbra del futuro. No lo sé. Por ahora, lo único que sé es que las estrellas controlan los latidos de mi corazón. Pues todavía me siento solo como un velero, sin rumbo, sin horizonte, sin timón. 


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