lunes, 20 de agosto de 2012

Una historia de dos



















Juan habla dos lenguas;
María parlotea cinco. 

Juan se queja de que no tiene dinero;
María se queja de que tampoco tiene.

Juan está en paro;
María también lo está.

Juan aboga por un cambio de gobierno;
María  por dejar pasar el tiempo.

Juan llora porque ya no vive como antes;
María llora porque todo el mundo llora.

Juan tiene los ojos nublados, no ve futuro;
María confía en la llegada de la bonanza.

Juan ya no trabaja; 
María tampoco. 

Juan parece estar triste;
María todavía sonríe.

Juan es del club que todo tiempo pasado fue mejor;
María argumenta que el futuro será mejor.

Juan tiene cuarenta y ocho años;
María tiene veintitrés. 

Juan comparte cama con el estrés.
María duerme bajo la paz de las estrellas.

Juan está desesperado, dice que se quiere suicidar;
María le dije que no lo haga, que todo se puede solucionar.

Juan tiene mucha experiencia en la vida;
María acaba de entrar en el camino de esta ciencia.

2 comentarios:

  1. Pensar en el suicidio no es tener experiencia de la vida sino tener un espíritu muy pobre.

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    1. Cierto. Pero este es el panorama actual. Gente adulta con problemas económicos y endeudados hasta la médula mientras los jóvenes cargan con las culpas de una crisis que quién sabe quién ha sido el causante. Los jóvenes ya te aseguro yo que no.

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