viernes, 13 de junio de 2014

Rosalito

Allí en medio de la nada, en el devastado epicentro de aquella plaza de paredes huecas y balcones desangelados hace unos días brotó un rosal. El "Rosalito" que dice Manuela, la mujer de labios voluptuosos y ojos de luciérnaga, la abuela del vecindario. Es un fenómeno extraño, bueno o no tanto. Para mí es como un haz de luz en un espacio obscuro. Una grieta de pared por la que se cuelan los rayos de sol, una puerta que transpira el sabor de la efímera naturaleza. Los expertos en jardinería todavía se preguntan el porqué, pues no han logrado averiguar qué instinto de supervivencia regenta el tallo de aquel rosal minúsculo, que con tanta soltura presume de talante ante los visitantes.

Apenas mide unos siete centímetros, pero destila una belleza implacable, vigorosa. Yo creo que ha nacido para ser diferente, original, único. Probablemente como tú. Sí, es como tú. Aunque no te lo creas, tú también has nacido para surcar este mar de olas bravas. ¿Por qué no haces como él? Abre tus ojos y despliega tus manos porque el mundo está hecho para ti. Atrás quedarán las lágrimas acuosas que tus ojos parecen todavía rezumar. No, olvídate de ellas, llora con fuerza y haz como él. Siéntete tú misma. No dejes que nadie te prohíba ser como eres. ¿Sabes? Vales mucho, demasiado. Por un momento cierra los ojos y piensa en "Rosalito". Imagínate un saco de polvo y de mohín, donde las partículas de oxígeno se reducen casi hasta el vacío, donde tus pulmones apenas pueden exhalar. Allí, sí, allí es donde "Rosalito" permanece vivo, alto y erguido, con su cono de pétalos abiertos cual pavo real, expuesto a que el romanticismo de algún ser humano encuentre en él la belleza de sus pétalos bañados por el sol y perfumados de color. Esperando a que alguien descubra en la nimiedad de sus hojas el anhelo deseado, la ternura descifrada, el amor encandilado. Allí y así. Así es como deberías actuar tú y allí es donde te espera el mundo. 





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