jueves, 19 de junio de 2014

Por nada y por todo

Escribo bajo esta lámpara porque no tengo más remedio. Bien sabes que detesto la luz artificial y más cuando se trata de un vetusto cachivache que arde en llamas cuando le place, pero no me queda otro remedio. Hay algo que debes saber, pero no sé ni por dónde empezar. ¿Cómo puedo explicártelo? El temor a tu rechazo hiela el caudal de mis venas. El porvenir se me presenta como una pirámide que escupe fuego y tú eres la única sustancia capaz de ahogar la silvestre llamarada. Esta tarde he permanecido tres horas sentado frente a la puerta de tu casa, enclaustrado entre aquellos dos setos en los que años atrás, entre pinchos y ramillas, hechos un ovillo nos cobijábamos de la presencia de tu prima Nerea. Bien, en realidad, no quería nada. Pero ya sabes que la "nada" es muy sabia y se acopla al chismorreo de un canto de besos así como a los pliegues de un verso. Así, por ello, sólo quiero que sepas que no puedo esperar más y que eso... bueno, pues... ¡que no sabes cómo y cuánto te quiero!. 

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